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Epístola Pascual de Su Eminencia Kirlo Obispo de Buenos Aires, Sur y Centro América y Administrador de la Metrópolis de Zagreb y Ljubljana - Pascua 2024




¡Cristo Resucitó! ¡En Verdad Resucitó!


Queridos hermanos y hermanas: "Este es el día que ha hecho el Señor; alegrémonos y regocijémonos en él" (Sal. 117,24). Pascua significa pasar, hacer la transición a algo mejor, a una vida de mejor calidad. Para la Iglesia del Antiguo Testamento o el pueblo judío, la Pascua era la liberación de la esclavitud egipcia. Sin duda una gran victoria para el pueblo de Israel y para la Iglesia del Antiguo Testamento, pero, como sabemos, sólo temporal-espacial. La Pascua del Nuevo Testamento, la Pascua cristiana, como dice el santo apóstol Pablo es Cristo mismo (1 Cor. 5, 7-8). Cristo renovó nuestra naturaleza en sí mismo y la liberó de la muerte y la corrupción. Entonces Cristo hizo que la Pascua o transición ya no fuera temporal-espacial, sino hacia la vida eterna e infinita, liberando a toda la raza humana del diablo, la muerte y el pecado. Por eso el sabio Crisóstomo nos llama a no tener miedo de la muerte porque la muerte del Salvador nos ha hecho libres; y que nadie se aflija por los pecados, porque el perdón ha brillado para nosotros desde la tumba del Salvador. Por tanto, todos los que trabajasteis con ayuno y oración desde la primera hora, y todos los que vinisteis más tarde en la última hora, no dudéis en nada, sino entrad todos en el gozo de vuestro Señor. Porque la Pascua no debe ser sólo un paso por nosotros, como una vez pasó el Señor por los hogares judíos, ahora debemos abrir de par en par no sólo las puertas de los hogares sino también las puertas de nuestro corazón para recibir la liberación de la Pascua, para recibir la vida eterna que se nos da a todos. Como canta estos días la Santa Iglesia: "¡Hoy es el día de la Resurrección, resplandezcamos jubilosos, naciones! Porque la Pascua es la Pascua del Señor. Pues en Ella, Cristo nos había hecho pasar de la muerte a la vida y de la tierra al cielo".

Por eso felicitamos a todos los cristianos ortodoxos en la fiesta de la Resurrección del Señor, tanto a quienes la acogen en paz y bienestar, como a quienes la acogen en diversas dificultades de la vida, guerras, pobreza, enfermedades y luto. Deseamos a todos ellos y a todos los cristianos que el mensaje eterno de vida eterna sea consuelo, fortalecimiento y alegría. Y creer firmemente, queridos hermanos y hermanas, que la Luz de Cristo es más fuerte que todas las tinieblas de este mundo y del próximo, que la luz de Cristo ilumina todo y a todos.

Por eso saludamos una vez más a todos con el saludo gozoso:


¡Cristo Resucitó! ¡En Verdad Resucitó!



+ KIRILO

Obispo de Buenos Aires, Sur y Centro América

y Administrador de la Metrópolis de Zagreb y Ljubljana

Iglesia Ortodoxa del Patriarcado Serbio

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