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Epístola de Navidad de Su Santidad Patriarca de Serbia Irinej


(al final del texto en castellano, se encuentra el texto en idioma serbio)

La Iglesia Ortodoxa Serbia

a sus hijos espirituales en la Navidad del año 2017

IRINEJ

Por la misericordia de Dios

Arzobispo Ortodoxo de Pec, Metropolita de Belgrado y Karlovac,

y Patriarca de Serbia, junto con todos los Pontífices de la Iglesia Ortodoxa Serbia

a los sacerdotes, monjes y todos los hijos e hijas de nuestra Santa Iglesia:

Sea con ustedes la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre,

de nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo

con el alegre saludo Navideño:

¡La Paz de Dios – Cristo ha Nacido!

“De modo que si alguno es en Cristo, nueva criatura es;

las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (II Cor. 5:17)

Queridos hermanos y hermanas, el Fundamento del Nuevo y Eterno Pacto de Dios con el hombre se cumplió efectivamente en este mismo día, en la primera “Navidad” de la historia. Debido a que hoy, amados hijos espirituales, Dios Pre-Eterno ha culminado la obra más grande que la creación del Universo y ha cumplido con la promesa a nuestros primeros padres, promesa de la cual los profetas hablaron desde tiempos inmemoriales y que la Purísima, Más Bendita y Siempre Virgen María aceptó con humildad. Dios el Logos (la Palabra) se hizo hombre y habitó entre las personas (Juan 1:14). El Hijo del Padre Celestial toma el género humano que es temporal, a modo como si un simple hombre se convirtiera en co-eterno con Dios. El Señor Todopoderoso "se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo" (Filipenses 2: 7) y se hizo semejante al cuerpo de nuestra humildad, para hacernos a nosotros semejantes a la Imagen de Su gloria. Por esta razón, el Sabio Apóstol Pablo, en su admiración, exclama: "Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!" (Romanos 11: 33). En aquel momento, el magnífico e inspirador himno: "¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, entre los hombres buena voluntad" era coreado por la multitud del ejército de ángeles, mientras que el cielo con la estrella señalaba a Belén, la ciudad natal del Santo Profeta y Rey David, a la Casa del pan, donde verdaderamente se manifestó el Pan de Vida Quien descendió del cielo. En la tranquila y espiritual luminosidad de la noche Divina, el rostro humano del Pre-Eterno Hijo Unigénito con alegría era observado por los pastores que se habían acercado. (Lucas 2:4-15). Desde este magnífico misterio de la piedad – la aparición del Hijo de Dios en la carne – inconcebible para los ángeles y los hombres, el Pre-Eterno plan del amor omnipresente de Dios comenzó a ser revelado en el silencio de la cueva de Belén, colmada con la más extrema humildad y una indecible bondad. Y de hecho, acercándonos piadosamente a la ciudad de David, junto con los coros celeste-terrenales de los santos, vemos con ojos espirituales cómo es que en Él, a través del Cual todas las cosas fueron creadas en los cielos y en la tierra, "habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Colosenses 2: 9). Esta verdad manifestada por Dios se predica en nuestra Santa Iglesia innumerables veces en las palabras que el Hijo de Dios "por nosotros y por nuestra salvación, descendió del cielo, y se encarnó del Espíritu Santo y María Virgen y se hizo hombre".

La salvación de la que habla el Símbolo de la fe, queridos hermanos y hermanas, supera cualquier expectativa humana. Dios no se hizo hombre para mostrar su gloria y majestad, ni siquiera para aparecerse, acompañado por los ejércitos celestiales de ángeles, en este mundo como su Gobernante. Ha sido del beneplácito del Salvador nacer de la Santísima Madre de Dios y Siempre Virgen María, para que el hombre, por las fuerzas llenas de gracia del Espíritu Santo, por el bautismo, la participación en la Sagrada Liturgia y la vida en Cristo, sea nacido espiritualmente de nuevo y se haga dios por la gracia, co-hermano y co-corporal con el Dios-Hombre. Es para el verdadero nacimiento a la vida eterna la causa por la que Él nos da el santo bautismo, la crismación y toda la vida en los sacramentos, con la Divina Liturgia en lo más alto, acompañando nosotros con nuestros esfuerzos para adquirir las santas virtudes evangélicas. Comenzando con pertenecer verdaderamente a la Comunidad de hijos de Dios, es decir la Iglesia, participamos en la vida divina de Cristo, y somos salvados y salvos en ella.

En la más radiante luminosidad y milagrosa alegría de la Navidad, la antigua sabiduría popular concibió un saludo: "Concede, oh, Dios, la salud y la alegría a esta casa, que nos nazcan niños sanos, que nos crezca el trigo y la vid, que se multipliquen nuestras posesiones en el campo”. Verdaderamente es un profundo pensamiento y un mensaje vivo y de gran alcance esta antigua sabiduría. Queridos hijos espirituales, nada valdrá la pena, ni Estados, ni decoradas ciudades y pueblos, ni el progreso económico por más que nos esforcemos, ni todos los bienes de este mundo, si como nación en forma paulatina pero constante empezamos a no-ser, es decir a que muramos más de lo que nacemos. Nuestros antepasados ​​cristianos no tuvieron problemas para, a través de su turbulenta historia, después de las pruebas y tribulaciones más difíciles y, a veces, literalmente renaciendo de las cenizas, re-establecer el estado, la economía, la cultura y todo lo que siempre han hecho y que como resultado pertenecieron verdaderamente a la civilización europea. Esto fue su apretón de mano todo el tiempo. Porque sólo mientras sus hijos nacían en abundancia sus hogares estaban llenos de fe, virtud y fortaleza. Vamos pues, recordemos la ley del Señor, y tengamos presente el particular mandamiento de Dios dado a nuestros primeros padres Adán y Eva, que dice: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla" (Gén. 1, 28.). Por lo tanto, amados en Cristo Jesús, ¡no descuidemos el cumplimiento de este mandamiento! El Señor del Amor se ofreció voluntariamente para encarnarse y vivir entre nosotros, y con Su Nacimiento de la Virgen María santificó el vínculo y dio sentido a la maternidad y al nacimiento.

En estos santos días de Navidad, con fervor rezamos por todos nuestros hermanos y hermanas en la fe, tanto en nuestra patria como en la diáspora, con el deseo que el Niño Dios Jesucristo haga arder en sus corazones y en sus casas el humilde regocijo de la luz de Belén, con la cual el cielo y la tierra hoy están iluminados y brillantes. En particular, instamos a todos los fieles que, en esta noche tranquila, el corazón y el alma seamos uno con el pueblo ortodoxo serbio sufrido que fielmente guarda y defiende cada pulgada de la tierra santa de Kosovo y Metohija, tierra que a nosotros, no lo olvidemos nunca, nos fue otorgada por el Señor como un inventario eterno. Los tiempos de agitación vinieron y pasaron. Durante todo este tiempo nuestros antepasados llevaron ​​en sus corazones, en forma indeleble, a los Monasterios del Patriarcado de Pec, Gracanica, Madre de Dios de Ljeviška, Banjska, Decani, Santos Arcángeles y miles más altares sagrados de Kosovo y Metohija. Sabían y recordaban quienes habían vivido en esta tierra en los últimos setecientos años y antes también, según lo registrado por las crónicas bizantinas. Sabían quiénes estaban dejando huellas en la cerámica desde el siglo noveno, y quiénes abrieron las primeras escuelas en las instalaciones de los monasterios, quiénes escribieron libros, pintaron frescos e iconos, construyeron templos, abrieron los primeros hospitales, escribieron libros eslavos ...

Ellos sabían que el gran Zhupan (Conde) de Raska Vukan, en el siglo XI defendió la ciudad de Zvecan. Ellos sabían quiénes eran los gobernantes de las dinastías Nemanjic, Lazarevic, Brankovic Petrovic, Obrenovic y Karađorđević y que ellos levantaron santuarios serbios por toda la tierra serbia. Todos nuestros antepasados, hermanos y hermanas lo sabían. Y lo sabemos también nosotros, sus descendientes. Sabemos algo más: sabemos que en Kosovo y Metohija está hoy nuestro sufrido pueblo que como mártir confiesa su santa fe ortodoxa y valerosamente da testimonio de su propio nombre serbio. Sabemos, así como ellos también lo saben, y no olvidamos nada de todo esto, porque Kosovo y Metohija son nuestra Jerusalén, nuestra tierra santa. Y por eso podemos, junto con el salmista David, prometer en oración: "Si me olvidare de ti, oh Jerusalén - Si me olvidare de ti, oh, Kosovo y Metohija, - que me mi mano derecha se olvide de mí" (Sal 137: 5).

Hermanos nuestros en la fe, no sólo en Kosovo y Metohija sino también en otros lugares, se enfrentan a tentaciones. Especialmente hoy, el Divino Niño Cristo nos anima a que nosotros, cristianos ortodoxos e hijos de la Iglesia, fortalecidos por Su gracia, y sin mirar a cómo otros se relacionan con nosotros, sea en cualquier lugar, en la Patria o en cualquier parte del mundo, a todos tratemos, según el mandamiento de Dios, en forma fraterna y amigable, cualquiera que sea la religión y la nacionalidad que tengan, sabiendo que el Dios del amor nos preguntará qué hicimos a los demás, y no qué nos hicieron los otros.

Hoy en día, cuando la Virgen María da a luz al Pre-Eterno Dios, rezamos por todas las personas, especialmente por los jóvenes, atormentados por los terribles vicios de la adicción a las drogas, al alcoholismo, al libertinaje, la pereza, la ira, el amor al dinero, la envidia, el orgullo, el exceso, la insensibilidad, y todos los demás vicios que, prometiendo un aparente regocijo, en verdad destruyen la piadosa dignidad del hombre y lo hacen un esclavo. Rogamos al Señor que los fortalezca para conocer la verdad y reconocer la imagen de Dios en ellos, para que con valentía se pongan de pie y se liberen de los grilletes de las decisiones equivocadas. El Señor Jesucristo dice: "... Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres ... Todo el que comete pecado, se hace esclavo del pecado" (Juan 8, 32, 34). Somos libres en el verdadero sentido de la palabra, sólo cuando vamos por el camino de la vida virtuosa, que emerge de la unidad del amor con Dios. Por el contrario, el mal uso de los dones dados por Dios, y del potencial que tenemos, así como la elección de una forma de vida equivocada, debilita y destruye nuestra libertad, denigra nuestra personalidad, produce una sensación de vacío y desesperación y, en última instancia, conduce a la esclavitud espiritual. La libertad es, queridos hijos espirituales nuestros, libertad por Cristo, por el otro, por la vida y la salud. Libertad para la eternidad. Solo Dios puede darnos tal libertad porque verdaderamente Él es la Libertad, el coraje y la fortaleza. Solamente a través de la libertad que consiste en escuchar a la voluntad de Dios y en la auto-restricción ante nuestro prójimo y ante la naturaleza creada, se puede superar los terribles, y sin precedentes en nuestro país, conflictos entre los cónyuges, padres e hijos, parientes y padrinos, de los que, por desgracia, demasiado a menudo oímos y leemos.

La Buena Nueva de la Natividad de Cristo hoy se anuncia también al mundo, en el cual las armas traquetean, en el cual se lleva a la violencia contra las personas y las naciones, el cual está gobernado por la desigualdad y la injusticia social, en el que los niños resultan inocentes víctimas de los conflictos armados, los diferentes tipos de abuso y el hambre, y sobre el cual la amenaza nuclear es diaria. Mientras estamos preocupados, sin perder la esperanza, le pedimos al Niño Dios de Belén que ilumine la oscuridad y lleve hacia bien a aquellos que sostienen en sus manos la palanca del poder.

¡No tengamos miedo! En lugar del cuidado y del temor terrenales, ¡recemos para que la paz de Dios hoy colme nuestros corazones! Es una paz que no es la pasividad ni indiferencia, sino una paz dinámica, creativa y, por sobre todo, una paz constantemente activa que tiene el poder de transformar, y que trae consigo la salvación no sólo a nosotros, sino también a la gente que nos rodea. La bendita experiencia del santo Serafín de Sarov testifica: "Adquiere el espíritu de paz, y luego miles se salvarán a tu alrededor".

Dios, quien está con nosotros - Emmanuel - es precisamente esa Paz que trae consigo la paz del Reino Celestial. Semejante paz, por supuesto, no puede equipararse con los esfuerzos anteriores, actuales y futuros por lograr la pacificación en este mundo, el cual no comprende la relación entre las Personas del Dios Trino. La paz de Cristo es única, ya que se basa en el inefable e incomprensible amor del Padre Celestial “Quien de tal manera amó al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn 3, 16). El Señor Jesucristo Dios-Hombre nació de la Virgen María, murió en la cruz y resucitó de entre los muertos, dando la paz y la bienaventuranza de la vida eterna a toda la creación. Esta realidad de la obtención de la paz que vence al pecado y la muerte, queridos hijos espirituales, la experimentamos no sólo hoy en la fiesta de la Navidad de Cristo, sino también cada vez que nos reunimos en nuestros santos templos para la Divina Liturgia y cuando comulgamos con Cristo Vivo.

Celebrando la fiesta de hoy, oremos para que nuestros corazones se conviertan en la cueva de Belén, donde nace Cristo, el Hijo de Dios. Para que nosotros, irradiados por la luz de la estrella de Belén, iluminados por la sabiduría de los sabios (magos) de Oriente, inspirados por el Espíritu Santo, que valoró a la Madre por sobre las madres y ha calmado la agitación del recto José, con audacia exclamemos a los cuatro lados del mundo, anunciando la venida de Aquel que nos salva:

¡LA PAZ DE DIOS – CRISTO HA NACIDO!

¡EN VERDAD HA NACIDO!

Dada en el Patriarcado de Serbia en Belgrado, en la Navidad del 2017

Vuestros orantes ante el pesebre de Niño Dios Cristo:

IRINEJ, Arzobispo de Pec,

Metropolita de Belgrado y Karlovac,

Patriarca Serbio

Junto con todos los Metropolitas, Arzobispos y Obispos de la Iglesia Ortodoxa Serbia

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СРПСКА ПРАВОСЛАВНА ЦРКВА СВОЈОЈ ДУХОВНОЈ ДЕЦИ О БОЖИЋУ 2017. ГОДИНЕ IRI NEJ ПО МИЛОСТИ БОЖЈОЈ ПРАВОСЛАВНИ АРХИЕПИСКОП ПЕЋКИ, МИТРО­ ПОЛИТ БЕОГРАДСКО-КАРЛОВАЧКИ И ПАТРИЈАРХ СРПСКИ, СА СВИМ АРХИЈЕРЕЈИМА СРПСКЕ ПРА­ ВОСЛАВНЕ ЦРКВЕ – СВЕШТЕНСТВУ, МОНАШТВУ И СВИМ СИНОВИМА И КЋЕРИМА НАШЕ СВЕТЕ ЦРКВЕ: БЛАГОДАТ, МИЛОСТ И МИР ОД БОГА ОЦА, И ГОСПОДА НАШЕГА ИСУСА ХРИСТА, И ДУХА СВЕ­ ТОГА, УЗ РАДОСНИ БОЖИЋНИ ПОЗДРАВ:

МИР БОЖЈИ – ХРИСТОС СЕ РОДИ!

„Ако је ко у Христу, нова је твар; старо прође,

гле, све ново постаде“ (II Кор. 5, 17)

Драга браћо и сестре, Установа Новога и Вечнога Завета Бога и човека остварена је управо на данашњи дан, на први Божић у историји. Јер, данас је, љубљена децо духовна, превечни Бог извршио дело веће од стварања универзума и испу­ нио обећање дато нашим прародитељима, обећање о ко­ ме су пророци од памтивека прорицали, а које је Пре­ чиста, Преблагословена и увек Дјева Марија у смирењу прихватила. Бог Логос постаде човек и настани се међу људима (Јован 1, 14). Син Оца небеског бива роду људском савремен, како би човек постао савечан Богу. Господ Све­ држитељ „унизи Себе узевши обличје слуге“ (Филип. 2, 7) и постаде једнак телу смирења нашега, да би нас учинио једнакима лику славе Његове. Зато богомудри апостол Павле у усхићењу кличе: „О дубино богатства и прему­ дрости и разума Божјега! Како су неиспитиви судови Ње­ гови и неистраживи путеви Његови!“ (Рим. 11, 33).

У време оно, велелепну и надахнуту химну: „Слава на висини Богу, и на земљи мир, међу људима добра воља!“ клицало је мноштво анђелске војске док је небо звездом указивало на Витлејем, родни град светога пророка и ца­ ра Давида, на Дом хлеба, где се ваистину јави Хлеб Живи Који сиђе с небесâ. У тихој духовној светлости божићне ноћи људско лице превечног Сина Јединородног радосно дочекаше погледи пастирâ (Лк. 2, 4 – 15). Будући да је ова величанствена тајна побожности – јављање Сина Божјег у телу – непојмљива анђелима и људима, превечни план Божје свепрожимајуће љубави почео се откривати у све­ штеној тишини витлејемске пећине, испуњене крајњим смирењем и неизрецивом добротом. И заиста, присту­ пајући побожно граду Давидову, заједно са небоземним хоровима светих, духовним очима видимо како у Ономе кроз Кога је створено све што је на небесима и на земљи „обитава сва пуноћа Божанства телесно“ (Кол. 2, 9). Ова бо­ гооткривена истина се проповеда у нашој светој Цркви небројено пута речима да је Син Божји „ради нас људи и ради нашега спасења сишао са небеса и оваплотио се од Духа Светога и Марије Дјеве и постао човек“.

Спасење о којем говори Символ вере, драга браћо и сестре, превазилази свако људско очекивање. Није се Бог очовечио како би показао Своју славу и величанство ни­ ти да би се, праћен војскама небеским, појавио у овоме свету као његов Господар. Спаситељ је благоизволео ро­ дити се од Пресвете Богородице и Приснодјеве Марије како би човек, благодатним силама Духа Светога, крште­ њем, учешћем у светој Литургији и животом у Христу, био препорођен и постао бог по благодати, сабрат и сутеле­ сник Богочовека. То нам је Он Сâм омогућио захваљујући 2 истинском рађању за живот вечни које нам дарују свето крштење, миропомазање и свеукупни светотајински жи­ вот са врхунцем у светој Литургији, праћен нашим тру­ дом да задобијемо јеванђелске свете врлине. Почевши да истински припадамо Заједници деце Божје, Цркви, ми благодатно учествујемо у божанском животу Христовом и бивамо спасавани и спасени у њој.

У најблиставијој светлости и чудесној радости Бо­ жића древна народна мудрост изнедрила је здравицу: „Дај, Боже, здравља и весеља у овом дому, нека нам се рађају здрава дечица, нека нам рађа жито и лозица, не­ ка нам се увећава имовина у пољу, тору и обору!“ Заи­ ста је дубок смисао и далекосежна животна порука ове древне мудрости. Ништа нам, драга децо духовна, неће вредети ни држава, нити уређени градови и села, ни еко­ номски напредак коме толико тежимо, нити сва добра овога света, ако као народ постепено, али сигурно неста­ јемо, тојест ако више умиремо него што се рађамо. На­ шим хришћанским прецима није било тешко да, током своје бурне историје, изнова, после најтежих искушења и невоља, а некада и дословце из пепела, васпоставе др­ жаву, привреду, културу и све оно што их је одувек чи­ нило припадницима истински европске цивилизације. То им је сваки пут полазило за руком јер су њихови до­ мови били испуњени вером, врлинама и снагом, док су им се деца изобилно рађала. Имајмо отуда на уму закон Господњи и опомињимо се нарочито заповести Бож­ је дате прародитељима Адаму и Еви која гласи: „Рађај­ те се и множите се, и напуните земљу, и владајте њоме!“ (I Мојс. 1, 28). Стога, љубљени у Христу Исусу, немојмо зане­ маривати испуњавање ове заповести! И Сâм Господ љу­ бави својевољно пристаде да се оваплоти и поживи међу нама, а Рођењем од Дјеве Марије занавек освети и даде смисао материнству и рађању.

У овим светим божићним данима усрдно се молимо за сву нашу једноверну браћу и сестре у Отаџбини и ра­ сејању, са жељом да Богомладенац Исус Христос разгори у њиховим срцима и домовима смирену радост витлејем­ ске светлости, којом небо и земља данас бивају просве­ тљени и блистају. Особито позивамо све верне да, у овој тихој ноћи, срцем и душом буду једно са многострадал­ ним православним српским народом који верно чува и брани сваку стопу свете земље Косова и Метохије, која нам је, не заборавимо никада, дарована од Господа као вечни залог. Времена бурна су долазила и пролазила. За све то време наши преци су у својим срцима неизбрисиво носили Пећку Патријаршију, Грачаницу, Богородицу Ље­ вишку, Бањску, Дечане, Свете Архангеле и на хиљаде дру­ гих светих олтара широм Косова и Метохије. Знали су и памтили ко је на ту свету земљу крочио још у давном сед­ мом столећу и раније, како бележе византијске хронике. 3 Знали су ко је остављао записе на грнчарији из 9. века и ко је отварао прве школе при манастирима, писао књиге, живописао фреске и иконе, зидао храмове, отварао прве болнице, писао словенске књиге… Знали су да је вели­ ки рашки жупан Вукан у 11. веку одбранио град Звечан. Знали су који су владари из лозе Немањићâ, Лазаревићâ, Бранковићâ, Петровићâ, Обреновићâ и Карађорђевићâ подизали светиње широм српске земље. Све су то зна­ ли наши преци, браћо и сестре. А знамо то и ми, њихови потомци. Знамо још нешто. Знамо да је на Косову и Ме­ тохији остао наш напаћени народ да мученички испове­ да своју свету православну веру и храбро сведочи своје српско име. Знамо, као што и они знају, и не заборављамо ништа од свега тога, јер су Косово и Метохија наш Јеру­ салим, наша света земља. И зато можемо да, заједно са псалмопојцем Давидом, молитвено обећамо: „Ако забо­ равим тебе, Јерусалиме,“ – ако заборавим тебе, Косово и Метохијо, – „нека ме заборави десница моја!“ (Пс. 135, 6).

Браћа наша по вери, не само на Косову и Метохији него и другде, суочена су са искушењима. Посебно данас, Богомладенац Христос нас подстиче да ми, православни хришћани и деца Цркве, Његовом благодаћу оснажени, без обзира на то како се други односе према нама било где, у Отаџбини, окружењу и васцелом свету, свима уз­ враћамо, по заповести Божјој, братски и пријатељски, ма које вере и народности они били, знајући да нас Бог љу­ бави пита шта ми чинимо другима, а не шта други чине нама.

Данас, када Пресвета Дјева Марија рађа Превечнога Бога, молимо се за све људе, а нарочито за младе, намучене страшним пороцима наркоманије, алкохолизма, разврата, лењости, гнева, среброљубља, зависти, гордости, неумере­ ности, безосећајности и свим другим пороцима који, обе­ ћавајући привидну радост, заправо унижавају боголико до­ стојанство човека и чине га робом. Молимо се да их Господ над војскама укрепи како би познали истину и препознали лик Божји у себи, па да смело устану и збаце окове погре­ шног избора. Господ Исус Христос говори: „…Познаћете истину и истина ће вас ослободити… Свако ко чини грех роб је греху“ (Јн. 8, 32. 34). Ми смо слободни у правом смислу речи онда кад идемо путем врлинског живота, који извире из стваралачке заједнице љубави са Богом. Насупрот томе, злоупотреба дарова Божјих и потенцијала које имамо, као и избор погрешног стила живота, раслабљује и разара на­ шу слободу, ниподаштава нашу личност, производи осећај празнине и бесмисла и, напослетку, води у духовно роп­ ство. Слобода је, драга наша децо духовна, слобода за Хри­ ста, за другога, за живот и здравље. Слобода за вечност. Такву слободу нам може дати једино Бог јер је управо Он Слобода, смелост и снага. Једино слободом која подразу­ мева ослушкивање воље Божје и самоограничење пред 4 ближњима и пред створеном природом могу се савлада­ ти страшни и у нашем народу незапамћени сукоби између супружникâ, родитељâ и деце, рођакâ и кумова, о којима, нажалост, пречесто слушамо и читамо.

Блага Вест Рождества Христовог данас се објављује и свету у којем звецка оружје, у којем се спроводи насиље над појединцима и народима, у којем владају неједнакост и социјална неправда, у којем су невина деца жртве рат­ них сукоба, различитих врста злоупотреба и глади, над којим је свакодневно надвијена нуклеарна претња. Иако забринути, не губећи наду, молимо се Витлејемском Бо­ гомладенцу да просветли таму и окрене добру оне који држе полуге моћи у својим рукама.

Не бојмо се! Уместо овоземаљских брига и страха, мо­ лимо се да мир Божји данас испуни наша срца! То је мир који није пасивност и равнодушност него динамична, стваралачка и, поврх свега, непрестано активна сила која има моћ да преображава, као и да доноси спасење не само нама већ и људима око нас. Благодатно искуство светога Серафима Саровскога сведочи: „Стеци дух мира и тада ће се хиљаде око тебе спасти“.

Бог Који је са нама – Емануил – јесте управо тај Мир кроз који долази мир Царства небеског. Такав мир се, сва­ како, не може поистоветити са некадашњим, садашњим и будућим покушајима остварења миротворства на овој земљи, а који не подразумевају однос у чијем је средишту Тројични Бог. Христов мир је јединствен јер је заснован на неизрецивој и несхватљивој љубави Оца небеског, „Ко­ ји тако заволе свет да је Сина Својега Јединороднога дао да нико ко верује у Њега не пропадне него да свако има живот вечни“ (Јн. 3, 16). Богочовек Господ Исус Христос се, дакле, рађа од Дјеве Марије како би умро на Крсту и васкрсао из мртвих, дарујући мир и блаженство вечнога живота свеколикој твари. Овакву стварност задобијања мира који побеђује грех и смрт, драга децо духовна, ми доживљавамо не само данас, на празник Рождества Хри­ стовог, већ и сваки пут када се сабирамо у нашим светим храмовима на божанствену Литургију и када се приче­ шћујемо Живим Христом.

Славећи данашњи празник, помолимо се да срца наша постану Витлејемска Пећина у којој се рађа Христос Син Божји, како бисмо и ми, обасјани светлошћу витлејемске звезде, просвећени мудрошћу мудрацâ са Истока, надах­ нути Духом Светим, Који је осенио Мајку над мајкама и умирио немире праведнога Јосифа, смело клицали на све четири стране света, објављујући долазак Онога Који нас спасава: МИР БОЖЈИ, ХРИСТОС СЕ РОДИ! 5 Дано у Патријаршији Српској у Београду, о Божићу 2017. године. Ваши молитвеници пред колевком Богомладенца Христа: АРХИЕПИСКОП ПЕЋКИ, МИТРОПОЛИТ БЕОГРАДСКО-КАРЛОВАЧКИ И ПАТРИЈАРХ СРПСКИ ИРИНЕЈ

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