¿Con qué disposición de espíritu estaremos para estos días de Semana Santa?
- Iglesia Ortodoxa Serbia en Sur y Centro América
- 18 abr
- 3 Min. de lectura

Queridos hermanos y hermanas, hemos llegado al Jueves Santo. Hemos pasado estos 40 días de ayuno, oración y arrepentimiento de nuestras debilidades, prácticas que crean hábitos saludables para el alma y el cuerpo, y principalmente nos purifican para vivir estos días de Semana Santa con plena comprensión. Pero, ¿Cómo vamos a vivir estos días?
Hoy Jueves Santo, la Divina Liturgia conmemora la Santa Cena en la que Nuestro Señor instituyó la Santa Eucaristía. ¿Cómo vamos a agradecerle?
Por la noche, durante la lectura de los Doce Evangelios de la Pasión, en la que vivimos la Crucifixión de Cristo, rezaremos: “Hoy es suspendido en la Cruz, Aquél que suspende la tierra sobre las aguas. Con una corona de espinas el Rey de los Ángeles es coronado”. ¿Con qué disposición del alma vamos a rezar estas oraciones tan terribles?
El Viernes Santo, durante la procesión con el Epitaphion o Plashchanitsa, en el cual vivimos la muerte del Señor en la Cruz y la colocación de Su purísimo Cuerpo en el sepulcro, vamos a rezar: “Aquél que desata a Adán de la maldición es encadenado… El Juez de los vivos y muertos es encerrado en una tumba. Pero por Tu amor Tú aceptas todo eso, para salvar de la maldición al género humano”.
¿Cómo prepararnos para estos días grandiosos para el género humano? La Iglesia misma nos guía para esto en las oraciones del Gran Sábado Santo, en el que vivimos el descenso del Salvador al hades y su victoria sobre la muerte: “¡Que toda carne mortal guarde silencio y esté de pie con temor y temblor! Y que en sí, no piense en nada terrenal”. Guardemos silencio de espíritu, queridos hermanos y hermanas, tengamos esta disposición. Dejemos las palabras vanas por estos días, no prestemos atención a ofensas, dejemos los rencores a un lado porque “el Rey de los reyes y el Señor de los señores, viene para ser sacrificado y entregado como alimento a los fieles, precedido por los coros de Ángeles” (mismo oficio de Sábado Santo). En cambio, “con mentes elevadas” (irmos del Jueves Santo) dispongámonos por encima de las dificultades de la vida, sean las que fueren. Sólo de esta manera podremos ver plena y brillantemente la Resurrección de Cristo, que es el objetivo de todo este esfuerzo. Y para culminar esta ascesis, es necesario que en la Divina y Radiante Liturgia de la Resurrección el domingo de Pascua, todos comulguemos del Cuerpo y Sangre de Cristo Resucitado: “Venid fieles a la mesa inmortal y santa que el Maestro ha preparado en la cámara alta” (misma oración del Jueves Santo). El Señor lo hizo todo por y para nosotros: sus enseñanzas, su entrega voluntaria, muerte en la Cruz, su victoria sobre la muerte, resucitó y nos dio Su Cuerpo y Sangre para que por medio de ellos podamos nosotros también ser dignos de nuestra propia resurrección en el postrer día. ¿Cómo, entonces, vamos a celebrar la Resurrección sin participar de la Comunión?
Preparémonos para estos días y para la Santa Comunión en Pascua con el Sacramento de la Confesión, por medio del cual confesamos a Cristo, con arrepentimiento, todos nuestras debilidades y pecados. Y así, purificados por Su Gracia, podremos vivir estos días con pleno entendimiento, y la Santa Resurrección del Señor con pleno regocijo espiritual.
Secretaría de la Diócesis de Buenos Aires, Sur y Centro América – Iglesia Ortodoxa Serbia
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