Se celebró Vidovdan en la Catedral Ortodoxa Serbia en Buenos Aires.
El pasado domingo 2 de julio, en la Catedral Ortodoxa Serbia de la Natividad de la Virgen se conmemoró al Santo Gran Mártir Lázaro Príncipe de Serbia - Vidovdan. La Divina Liturgia fue presidida por Su Eminencia Juan Obispo de Caracas y Sudamérica de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, quien fue invitado por Su Eminencia Obispo Diocesano Kirilo porque éste se encuentra en Montenegro por cuestiones episcopales. Concelebró el Protopresbítero Esteban Jovanovich, y muchos fieles de distintas iglesias participaron de la conmemoración. El Obispo Juan, al final de la Liturgia, saludó a todos con la celebración de San Lázaro de Serbia y sus santos mártires de la batalla de Kosovo. Luego agradeció al Obispo Kirilo por la invitación a celebrar la Liturgia en este día tan importante especialmente para la Iglesia Serbia. Y dijo en su sermón, que “San Lázaro al presentar batalla al ejército otomano sabía que Serbia iba a perder la libertad como nación. Pero San Lázaro buscó otro tipo de nación para su pueblo, la Nación Celestial en el Reino de los Cielos”. Luego el Obispo Juan dijo “Los serbios conmemoran este día porque Vidovdan no fue una victoria terrenal sino que fue una victoria espiritual, la victoria de la Fe por sobre lo material”.
Luego el Padre Esteban le hizo llegar al Obispo Juan el agradecimiento del Obispo Kirilo por celebrar la Divina Liturgia hoy en nuestra Catedral.
Finalizada la Liturgia, en el salón de la Catedral se sirvió un almuerzo festivo organizado por el Hieromonje David, la Abadesa María y los miembros de la Comisión Directiva de la Catedral. Durante el almuerzo, el Padre Esteban tomó la palabra, agradeció a todos por participar de esta conmemoración y dijo que “es muy importante enseñarles a nuestros hijos desde pequeños de la importancia de Vidovdan. Que las familias conmemoren este día como el día de sus Slavas. Porque Vidovdan nos dejó un Testamento, el Testamento de elegir siempre el Reino Celestial antes que el reino terrenal. Y cada día tenemos una situación en la que debemos elegir tomar una decisión u otra. Cada día tenemos que elegir entre el reino terrenal o el Reino Celestial. Por eso el Testamento de San Lázaro y los mártires de Serbia nos fortalecen para elegir siempre la alternativa que los acerca al Reino Celestial”, dijo el Padre Esteban. Luego agregó: “ Los serbios luego de la derrota en esta batalla de Kosovo en el año 1389, estuvieron 500 años bajo dominio turco, privados de la libertad. No podían asistir libremente a la Iglesia. Un factor fundamental que los ayudó a conservar su Fe Ortodoxa fue la celebración de la Slava familiar en sus propias casas. Así conservaban su Fe y su Tradición. También conservaban su tradición por medio del flolklore y la poseía . Hoy estamos presentes 4 miembros de un grupo de Kolo (floklore serbio) que cuando éramos más jóvenes bailabamos kolo en la Iglesia San Sava, ahora Monasterio. Y a modo de recordar y mantener esta tradición, vamos a bailar kolo”, así fue como junto con más personas que se unieron, bailaron una típica danza floklorica serbia.
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Cabe recordar acerca de Vidovdan que Vidovdan es el día de San Vito en el que se llevó a cabo la Batalla de Kosovo entre el ejército serbio y el ejército otomano el 28 de junio de 1389. Y conmemoramos la derrota del ejército serbio en esa batalla de Kosovo. ¿Por qué conmemoramos una derrota? Porque como explica San Nikolas Velimirovich, lo que fue una derrota vista con ojos físicos, para los serbios viéndola con ojos espirituales terminó siendo una victoria, una victoria espiritual. ¿Por qué? Por lo siguiente: en los años anteriores, Serbia se expandió territorialmente hasta llegar a ser un imperio, con el Zar Dushan. Y los serbios, especialmente los representantes de las distintas regiones de Serbia, comenzaron a olvidarse de construir templos y monasterios, y en cambio se ocupaban más de continuar expandiéndose. Comenzaron a olvidarse de Dios y a ocuparse más de las riquezas terrenales derivadas de la expansión y el poder. Entonces, como explica el Crisóstomo serbio el Santo Obispo Nikolaj, Dios le quitó todo lo material que le estaba haciendo daño al alma: le quitó la expansión, el imperio, y desde esa batalla los serbios quedaron bajo esclavitud por los otomanos por 500 años. En definitiva les quitó la libertad física, pero para salvar la libertad del alma. Con la derrota el pueblo serbio volvió a Dios, estaba caminando por un camino equivocado, un camino de gozos para el cuerpo pero de perdición para el alma, y con la derrota por la Gracia de Dios sacrifico al cuerpo pero retomó el camino de la salvación de su alma. Porque para Dios, el alma es inmensamente más importante que el cuerpo.
San Lázaro es canonizado como Gran Mártir por su sacrificio. El pueblo serbio estaba muy dividido por las peleas por el poder mientras que el ejército otomano amenazaba con invadir Serbia para luego continuar hasta la Europa cristiana y convertir al Islam a Italia, Francia, España, etc… San Lázaro se encontró con la situación de tener que elegir entre dejar que el ejército otomano pase por Serbia sin presentarles batalla (y de esa manera conservar cierta libertad para su pueblo y cierto poder terrenal para él) o elegir la otra opción que era presentarles batalla. Si luchaba, sabía que perderían porque la relación entre uno y otro ejército era 3 soldados turcos contra 1 serbio. Pero lucharían, cómo dijo San Lázaro: “por la Honorable Cruz y la Dorada Libertad”. San Lázaro eligió luchar, no eligió quedarse con su reinado terrenal dejando que los otomanos pasen hacia Europa y terminen convirtiendo al Islam tanto a los serbios cómo al resto de Europa. Decidió sacrificarse por la Honorable Cruz y la Dorada Libertad, porque si bien sabían que iban a perder, de todas maneras debilitaría al ejército otomano para que no puedan continuar hasta Europa occidental (cabe mencionar que en la batalla participaron soldados de la Europa occidental por lo decisivo de esa batalla para el futuro de ellos) así le enseñarían a las generaciones futuras a defender la Cruz y la Libertad. Para ello unió a los representantes de todas las regiones serbias que estaban divididos, organizó a su ejército, y los llamó a luchar incentivándolos con las palabras: “el Reino terrenal es por un corto tiempo, más el Reino Celestial es eterno y por siempre”. Estás palabras basadas en el Evangelio resultaron ser un Testamento, el Testamento que dejó San Lázaro y sus soldados mártires, para todas las siguientes generaciones de serbios: buscar el Reino Celestial antes que el reino terrenal. El día de la batalla San Lázaro organizo que se sirviera la Divina Liturgia, y todos los soldados junto a él tomaron la Santa Comunión y fueron a la batalla. Como explica maravillosamente San Nikolaj Velimírovich en su libro “El Testamento del Principe Lázaro”, en la batalla se veía no solo la lucha física, sino que con ojos espirituales se veía la lucha espiritual de los ángeles guardianes de los soldados, luchando por la salvación de las almas de éstos, contra los demonios que buscaban la perdición de las almas.
Por eso los serbios celebramos una derrota, porque esa derrota significó un triunfo espiritual. Significó que el pueblo serbio perdiera su libertad terrenal y por ende temporal, para ganar la libertad celestial, la que nos libera del pecado y de la muerte eterna. El pueblo serbio, con la derrota se dio cuenta que había abandonado a Dios, y que Dios le quitó la causa de ese abandono para que vuelvan a Él. Porque sólo con Él somos libres del pecado, o sea somos verdaderamente libres.
El Testamento de San Lázaro, de “elegir el Reino Celestial antes que el reino terrenal”, es un testamento no solo para las generaciones de serbios, sino también para todos los cristianos. Porque en muchos momento de nuestras vidas nos encontramos en la situación de tener que elegir entre el reino terrenal y el Reino Celestial. Que Dios por las oraciones de San Lázaro, nos conceda la iluminación para poder ver espiritualmente esas situaciones y para poder elegir siempre el Reino Celestial antes que el reino terrenal”.
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