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Dormición de la Madre de Dios se celebró en la Ciudad Buenos Aires



En el día de la Fiesta de la Dormición de la Madre de Dios se celebró la Divina Liturgia en la Catedral de la Natividad de la Virgen en Buenos Aires. S. E. Obispo Kirilo presidió la Liturgia, y también oficiaron el Presbítero Esteban Jovanovich y el hierodiácono David (Janketic).

En su sermón, Monseñor Kirilo dijo que “en la esencia de esta Fiesta de la Dormición de la Virgen podemos encontrar varios mensajes que Dios que nos da en su construcción de nuestra salvación. El primero es el de honrar a nuestros padres. El Señor estando en la Cruz, le da a su Madre al cuidado de su discípulo amado, San Juan el Teólogo. Y en muchas oportunidades Él se le apareció a su Madre luego de su Resurrección, como muestra de cuidado por Ella. También Ella quiso ir a predicar por las naciones, y tuvo la intención de ir a Georgia, pero Dios tenía pensado otra providencia para Ella y su barco terminó en la isla del Monte Athos, que estaba desierta. Pero con la bendición de la Madre de Dios, ese desierto se transformó en el centro del monasticismo y luego de construirse tantos y tan bellos monasterios, esa isla terminó siendo un Estado Monástico.

El otro mensaje nos muestra el Señor, en el orden de cómo fue su Dormición, cómo las almas de los difuntos se elevan hacia el cielo. Y cómo el Espíritu Santo actúa en donde abunda la fe, como en la Virgen María que sobrepasó todo entendimiento con su Fe y Dios no sólo llevó su alma al cielo sino también su cuerpo. Cuando el Apóstol Tomás llegó tarde a la tumba de la Virgen para despedirla, los apóstoles vieron que ya su cuerpo no estaba. Entonces la Madre de Dios se les aparece y los consuela diciendo que no teman, que siempre estará con ellos. No seamos como los infieles que dicen: “dónde está Dios? Dios no está con nosotros, estuvo con nosotros en el pasado pero ahora no, nos olvidó!”. Debemos ser como los fieles, imitar a los santos que cada día vivían con la esperanza de que la Gracia del Espíritu Santo siempre esta con ellos. La vida de la Madre de Dios nos enseña cómo debemos vivir para que esta Gracia del Espíritu Santo esté siempre con nosotros: debemos imitar su humildad y su obediencia, debemos amar a la Iglesia y al prójimo. De esta manera el Espíritu Santo permanecerá con nosotros. Y es muy importante estar en la Iglesia, ya que sin la Iglesia no hay salvación”, concluyó el Obispo Kirilo.









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