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Mensaje de Navidad del Patriarca Irinej


La Iglesia Ortodoxa Serbia

a sus hijos espirituales

en la Navidad del año 2020

IRINEJ

Por la misericordia de Dios

Arzobispo Ortodoxo de Pec,

Metropolita de Belgrado y Karlovac,

y Patriarca de Serbia,

junto con todos los Pontífices de la Iglesia Ortodoxa Serbia

a los sacerdotes, monjes y todos los hijos e hijas de nuestra Santa Iglesia:

Sea con ustedes la gracia, la misericordia

y la paz de Dios Padre,

de nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo

con el alegre saludo Navideño:

¡LA PAZ DE DIOS – CRISTO HA NACIDO!


Y también en este año del Señor, celebrando la gloriosa Encarnación del Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, lo único Nuevo bajo el sol, todos nos apresuramos hacia el templo de Dios para reunirnos alrededor del Niño Dios, de la Santísima Madre de Dios y siempre Virgen María y del justo José.

Hacemos esto para que nuestras almas se iluminen con las palabras del Santo Evangelio sobre el verdadero acontecimiento de la Humanización y Nacimiento de Nuestro Salvador, Dios-Hombre Jesucristo, cuando el Cielo y la Tierra exclamaron a Él, el Niño Dios: Gloria a Dios en las alturas, y en la Tierra paz, buena voluntad entre los hombres!

Acerca de este Suceso único y glorioso en la historia y en todos los mundos, nuestro santo poeta eclesiástico glorifica:

"El Adán hecho de polvo, primero comulgaba con la inspiración llena de gracia, pero por una serpiente maliciosa fue dado a la caída del ayuno. Mas sabemos que es por su bien que el Verbo se hizo hombre.

Virgen, Tú cruzas los límites de los seres mortales al dar a luz a la pre-eterna Palabra, La cual tuvo a bien pasar a través de Ti, cofre sellado, ¡oh, Cofre y Zarza ardiente!

Tú, el Dios de la paz, nos has enviado al Ángel de Tu Gran Consejo para apaciguarnos, y Él nos dirige a la luz del conocimiento divino.

Donde el pecado destruye mucho, Tú concedes gracia indescriptible, y todos nos convertimos en herederos de la Luz de lo Alto".

Para nuestros hijos espirituales, nuestro pueblo serbio muy sufriente hasta hoy día, en la Patria y en la diáspora, nosotros, sus pastores espirituales, deseamos que los piadosos pensamientos y sentimientos de esta Navidad moren abundante y permanentemente en nosotros y que toda nuestra vida tenga lugar en Dios con todos los santos. Entonces, caminemos junto al rostro de San Sava y de todos los santos e iluminadores serbios de nuestra Iglesia Serbia Autocéfala. Lo principal es preocuparse por cómo queremos vivir, para que en el justo Juicio de Cristo, tengamos a todos nuestros santos antepasados de nuestro lado. Para que ellos nos reconozcan como sus seguidores. ¡He aquí el sagrado deber de nuestra existencia!

Queridos hijos espirituales nuestros, hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para aprovechar los excedentes de nuestros diversos bienes para llenar la escasez de aquellos de nuestros semejantes que necesitan ayuda de todo tipo, y sobre todo en nuestra hermandad. El Divino Máximo el Confesor también nos enseña: "Esforcémonos por equilibrar la desigualdad de la naturaleza con mesura de pensamiento y así aumentar y completar las insuficiencias de los demás". Esto es agradable al Encarnado Hijo de Dios, Quien se identificó con los más pequeños y los más pobres. Por lo tanto, quien hace esto a ellos, lo hace a Él. ¿No vino acaso el Niño Dios antes que nada a alimentar todas las bocas y consolar todos nuestros corazones?

Si Cristo por nosotros se encarnó y se hizo Niño Dios, murió y resucitó, ¿no deberían todos nuestros actos en el mundo, como respuesta y ofrenda a Él, adornarnos y hacernos agradables a Dios? Por eso todos necesitamos humildad y tomar conciencia de que somos colaboradores de Dios y embellecedores de la Iglesia.

Si el mundo entero yace en el mal de la pasión y el pecado, y realmente yace, ¡entonces ningún hombre debería participar en él, es decir, en las obras de la oscuridad! Nosotros los cristianos estamos llamados al orden celestial de las cosas, y no al orden que es sin los cielos de Dios o a pesar de esos cielos. En una y perspicaz palabra, con respecto al tema de la libertad, digamos que somos libres tanto como somos libres del pecado, y como tal somos libres para la adoración a Dios. Comenzando desde este punto de vista, y afirmándonos con arrepentimiento y humillación, podremos crecer en las virtudes de Dios. Podremos por el Espíritu Santo adquirir las líneas del Rostro de Cristo al hacer las obras agradables a Dios. Así, cosecharemos los frutos de la virtud, con el Señor Jesucristo como el Árbol de nuestra vida, plantado en medio de la Iglesia como Paraíso de la Dulzura, nutridos por Él tanto en el tiempo como en la eternidad.

El mensaje principal de la Navidad de este año debería ser que la fe ortodoxa debe ser preservada y conservada a todo precio. ¡Y la Revelación de nuestra Iglesia Ortodoxa y la Sagrada Tradición nos enseñan que es agradable a Dios confesar la fe en el Encarnado Hijo y Logos (Verbo) de Dios, Cristo Dios-Hombre, y junto a esto, confesar también la fe en la Santísima Trinidad! Esto da una visión a nuestro caminar por la oscuridad de este mundo, inmerso en el pecado. De esta fe eclesiástica depende nuestra adquisición y adopción del luminoso Rostro del Señor, la medida perfecta de todas las cosas: Jesucristo, nuestro Salvador - en el Cual crecemos y cuya gloriosa Segunda Venida esperamos. La supervivencia de toda la creación finalmente depende de la integridad de la eclesiástica fe ortodoxa. De esa fe ortodoxa surge la posibilidad de nuestra más plena comunicación y comunión con Dios en el centro de nuestra existencia: en la Sagrada Liturgia. A través de ella, nuestra Iglesia Ortodoxa vive y da pleno testimonio de nuestra unión con el Niño Dios Cristo.

Es nuestro deber sagrado llevar la cruz de los acontecimientos históricos y las tentaciones de todas las Iglesias locales, como algo común a todos. Pero es un deber sagrado y una obligación para todas las Iglesias ortodoxas locales, el respetarse y honrarse mutuamente. Por lo tanto, a los empleados del viñedo del Señor, lo merezcan o no, se les debe recordar que nada debe hacerse sin armonía y unidad con todos los demás; nada forzoso, para que el lienzo (mandylion) de Cristo no-hecho-por-mano-de-hombre no se corte, es decir, que no se profane en nosotros la Imagen del Niño Dios Cristo. En todas partes, por lo tanto, que se aplique la regla de curarse a sí mismo y a los demás, de una manera gentil, verdadera y según nos enseñaron los Santos Padres.

En nuestro mensaje de Navidad de este año dirigido a nuestros fieles hijos de San Sava, recordamos que no debemos olvidar nuestra Antigua Serbia (Kosovo y Metohija). Deberíamos tratar este santuario como el testamentario pensamiento, palabra y herencia serbios, inseparables de nuestro ser popular. Pues, esto es exactamente lo que han testificado con su sangre los coros de los mártires y nuevos mártires serbios de todas las épocas. Hoy, el día de Navidad, recordamos en oración sagrada a los mártires de Kosovo, Jasenovac y los mártires de todos los demás sitios de ejecución masiva. Les pedimos ayuda para confesar personalmente nuestra propia fe eclesiástica ortodoxa en el Niño Dios Cristo, hasta el final, sin temor a dar testimonio de ella ante todos.

Los problemas de la vida del ser humano de estos días y, aparentemente, del futuro, a menudo son desalentadores e incluso sorprendentes. Y nuestro hombre serbio actual parece haber decidido contribuir a que, al cometer infanticidio, en el Juicio Final de Dios la humanidad aparezca separada: una parte, según el número de niños asesinados, prevalecerá sobre la otra, según el número de niños que nacieron y se les dio la oportunidad de vivir. ¡Cómo se ha llegado a este hecho, ante el Niño Dios Cristo, ante Su Santísima Madre y Siempre Virgen María, y ante todos los santos, representa la más dolorosa de todas nuestras preguntas aquí y ahora!

Es evidente que también existe una disposición por parte de los organizadores del nuevo mundo, para quitar de nuestras manos nuestra vida consagrada, en todos los sentidos, incluso con respecto a los sexos y el matrimonio cristiano, y para llevarnos a donde el pensamiento y la palabra, los actos y hasta el pie humano aún no han pisado. Sin embargo, también hay una palabra de aliento del Niño Dios Cristo: "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, pero perder su alma?". Una sola alma que se arrepiente y se salva es más preciada que el mundo entero.

Al llevar la celebración de la Navidad y la Teofanía a una unión orgánica, tal como lo hacen los que escriben los íconos y los frescos, decimos en las palabras finales de nuestra Epístola de Navidad, lo siguiente:

Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, entró en este mundo tal como entró en el Jordán. En aquél entonces, cuando Juan puso su mano sobre Él, el pecado del mundo huyó de Él, al igual que las aguas del río Jordán. Lo mismo sucedió cuando los apóstoles, obispos y sacerdotes a través de los siglos, impusieron sus manos sobre las cabezas de todos nosotros al bautizarnos y al ponernos en el camino de la deificación. El fuego bendito, por el cual tiemblan los querubines, nosotros lo recibimos en el Santo Misterio del bautismo, en ese baño del nuevo nacimiento en Cristo por el agua y el Espíritu. De esta manera, nos convertimos en portadores de la luz de la fe en el Hijo de Dios y en el Niño Dios Cristo, recibiendo como un don, la oportunidad de reinar con Él por los siglos de los siglos.

Por eso es muy importante cómo vamos a vivir tanto nosotros como toda nuestra descendencia, y sobre qué base ella construirá la morada de su existencia cristiana: ¿Sobre agua, sobre arena, sobre paja o sobre Cristo, la Piedra angular de la Iglesia que es la Casa del Dios y Padre nuestro que está en el cielo? ¡Porque, al final, todas nuestras obras serán examinadas por el fuego de la gracia de Dios!

Los actos probados por el fuego bendito, los de todas las personas, mostrarán las obras que nos justificarán o condenarán. ¡Nos mostrarán a todos como verdaderos o rebeldes hijos del Dios y Padre, hermanos del Hijo Unigénito y Niño Dios, y vasija del Señor Espíritu Santo! ¿Acaso nos mostrarán también como fieles adoradores de la Trinidad Unisubstancial y equipoderosa, co-honrada y co-glorificada?

Nosotros, reunidos alrededor del Niño Dios en la Cueva de Belén, ¡también queremos estar en los brazos del Padre!

Por lo tanto, que todos nuestros hogares se iluminen, y en el Espíritu Santo se regocijen, con el himno celeste-terrenal del Niño Dios: ¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad entre los hombres!


¡LA PAZ DE DIOS – CRISTO HA NACIDO!

¡QUE TENGAN UN FELIZ AÑO NUEVO 2020, BENDECIDO POR DIOS!

Dada en el Patriarcado de Serbia en Belgrado, en la Navidad del 2019

Vuestros intercesores ante el Niño Dios Cristo:

IRINEJ, Arzobispo de Pec,

Metropolita de Belgrado y Karlovac,

Patriarca Serbio

Metropolita Amfilohije de Montenegro y el Litoral

Obispo Kirilo de Buenos Aires, Sur y Centro América

Junto con todos los Metropolitas, Arzobispos y Obispos de la Iglesia Ortodoxa Serbia

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