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Celebración del Santo Gran Mártir Lázaro y de todos los mártires de Kosovo – Vidovdan


El domingo se celebró en la Catedral de la Natividad de la Virgen en Buenos Aires, al Santo Gran Mártir Lázaro y a todos los mártires de Serbia, desde Kósovo hasta nuestros días. Y también, junto a estos santos, se celebró la San Juan Maximovich, un gran santo de nuestros días (+1966) de la Iglesia Rusa y de ascendencia serbia.

La Divina Liturgia Pontificia fue celebrada por Su Eminencia Kirilo, Obispo Vicario de nuestra Diócesis, y por S. E. Juan Obispo de la Iglesia Rusa en el Extranjero quien fue invitado por Monseñor Kirilo y presidió la Liturgia. Concelebraron el Padre Esteban Jovanovic, el Hieromonje Serafín Rakanovic, el Protodiácono Nicolás Radis y el Hierodiácono Ignacio (de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero). El Hieromonje Antonio de la Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Moscú se unió a la celebración más tarde, junto con sus parroquianos.

Asistieron a la Liturgia un gran número de fieles, no solo de nuestra comunidad Serbia, sino también de nuestra hermana Iglesia Ortodoxa Rusa.

En el sermón, Vladika Kirilo dijo: “en este día de grandes celebraciones, tenemos el honor de contar con la presencia de S. E. Obispo Juan. Para hablar hacerca de Vidovdan, le pediré a nuestro hermano en Cristo Igor Andrushkevich, que diga unas palabras cuando estemos reunidos en el salón. Y me gustaría decir unas palabras acerca de este gran santo del siglo XX, San Juan Maximovich, quien era ruso de nacimiento pero de ascendencia serbia y que toda su vida estuvo ligada no sólo a los rusos sino también a los serbios, pueblo que él mucho amó y sigue amando, ya que hoy en las moradas Celestiales San Juan intercede por él ante el Señor. San Juan Maximovich fue un gran asceta, y con su santidad nos mostró que incluso en este mundo actual se puede alcanzar la santidad. Que en cualquier época y en cualquier lugar se puede alcanzarla, porque toda época es dada por Dios y todo lugar es creado por Dios, Quien todo lo santifica.

Luego, el Obispo Kirilo le dio la palabra a Monseñor Juan, quien luego de agradecer la invitación de Vladika Kirilo, dijo que estas “celebraciones en conjunto fortalecen el sentido de “Catolicidad” de nuestra Iglesia aquí en Sudamérica”. Y luego habló sobre el Evangelio del día (Mat. 8:5-13) y dijo que: “El Evangelio de hoy nos habla de una figura muy especial que el propio Cristo alabó: el centurión. Él era pagano, y sin embargo pudo mostrar virtudes que los judíos no mostraron. Él pertenecía al ejército romano, que se caracterizaba por la crueldad de sus miembros. Pero este centurión mostró lo contrario. Por un lado, él mostró su humildad porque buscó a Cristo, a Quien los judíos rechazaban. Y por otro lado también mostró su amor al prójimo al ocuparse de su esclavo enfermo, porque en esos tiempos los soldados romanos consideraban a sus esclavos como semejantes a animales. El centurión mostró una Fe muy grande al estar convencido de que con la sola palabra de Cristo, su siervo se curaría. Por eso la alabanza de nuestro Señor hacia él, Cristo nos enseña que debemos alcanzar estas virtudes y no debemos rechazar a nadie que no sea de nuestras creencias, porque ellos pueden mostrar virtudes tan elevadas como este centurión pagano”

Luego, todos participaron de un festivo almuerzo, organizado por la Hermana Lidia y feligreses que la ayudaron.

Luego del almuerzo, el historiador Igor Andruskevich habló acerca de San Lázaro y los santos mártires de Serbia, desde Kosovo hasta nuestros días. El sr. Igor dio una imagen de la situación de la batalla de Kósovo: “el pueblo serbio estaba por ser atacado por el ejército otomano, que debía pasar por el territorio serbio para llegar a Europa y conquistarla, y convertirla al Islam. Los serbios se vieron en una situación en la que tenía que decidir si presentar batalla o permitirles el paso. Si presentaban batalla, entonces iban a perecer muchos, por la cantidad desigual de los soldados turcos, pero ganarían la corona de mártires y el Reino Celestial. Y si cedían el paso, iban a ganar en esta vida terrenal más días, pero iban a perder el Reino Celestial. San Lázaro eligió el Reino Celestial antes que el reino terrenal, y así convenció a su ejército. En el Antiguo Testamento el pueblo hebreo adoraba a un becerro de oro, en vez de adorar al Verdadero Dios. Lo mismo le ofrecieron a San Lázaro: oro perecedero para esta vida terrenal, luego del cual uno se ahorca como hizo Judas. Pero también desde el cielo le fue ofrecido a Lázaro un Oro distinto, verdadero, imperecedero, el cual es la libertad moral de elegir el Reino de los Cielos. Por eso esta celebración es espiritual. Su enseñanza nos muestra que no debemos adorar a ningún becerro de oro, el cual es falso, sino tenemos que buscar adorar a la Verdad: a Dios y su Voluntad. Y así seremos verdaderamente libres”.

Finalizado el discurso, el Protodiácono Nicolas Radis, Presidente de la Comisión Directiva de la Catedral, le dio las gracias al sr. Igor por sus palabras y agradeció a todos por haber participado de esta conmemoración, haciendo hincapié en la importancia de mantener nuestras costumbres, y vivir según ellas.

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